Hoy conocemos a Gema, una joven que dejó su ciudad natal, Madrid, para vivir la que hasta ahora se ha convertido en una de las mejores experiencias de su vida.
Su nombre es Gema. Natural del barrio madrileño de Argüelles, decidió emprender el pasado 10 de enero una nueva aventura. Dos maletas y una mochila a sus espaldas ponían rumbo desde el aeropuerto Madrid – Barajas. Destino: los Países Bajos. Miedo, sí. Sentía miedo, incertidumbre. No estaba segura de lo que se iba a encontrar pero le sobraban ganas. El hecho de comenzar una etapa y por ende vivir una nueva experiencia, hicieron que despedirse con un hasta luego de su ciudad natal fuera algo más llevadero. Y digo hasta luego porque por ahora, está feliz, se siente cómoda, no se plantea el hecho de volver de forma definitiva a tierras españolas.
La palabra que más repite cuando le preguntas por esta aventura es “estoy muy bien” y en ocasiones mete ese “mazo bien”, típica muletilla del madrileño. Treinta y cuatro años que le han permitido descubrir mundo a través de la multiculturalidad que desprende el país holandés. Amigos. Rumanos, polacos, africanos y, españoles por supuesto que también, porque qué razón tiene aquel que dijo que los españoles estamos en todas partes, como su compañera de piso, una malagueña que decidió emprender la misma aventura que ella, con la que comparte una casa algo pequeña de una habitación con dos camas, un baño y una cocina.
Pese a que nunca había trabajado como operaria de logística en un almacén, su entorno le hizo sentirse cómoda y tener el control sobre el trabajo en muy poco tiempo. Un salario más alto y la seguridad y tranquilidad del sitio en el que se encuentra, son algunos de los factores que destaca. Le parece hasta algo novedoso el hecho de ir andando por la calle sola a altas horas de la madrugada y sentirse 100% segura. Eso sí, no puede echar más de menos las croquetas y lentejas de su madre, y los rayos de sol en la cara. Porque Países Bajos será un lugar de ensueño, pero no hay nada como el clima y la comida mediterránea.
Eso sí, su vida allí no consiste en trabajar horas y horas. Durante sus días libres, le gusta pasear en bicicleta, descubrir nuevos lugares, enredarse en las sábanas unas horitas de más y es fan de las tardes de Netflix y manta, en los días más nublados. El inglés empieza a dejar de ser un problema en su vida. Con la ayuda de su nueva familia, la que ha creado allí, y sus ganas, han hecho que hoy no sea un hándicap, sino todo lo contrario. El holandés no es su punto fuerte pero las palabras clave las tiene más o menos controladas.
Esta es Gema. Esta es su historia. La que ha comenzado en los Países Bajos. No tengo el placer de conocerla personalmente pero sí pude hablar con ella por teléfono. Una chica divertida, que se ríe y que disfruta de hasta los pequeños detalles. Una chica valiente que un día decidió cambiar de rumbo y empezar a crear un camino, su nueva vida.